Por qué me siento así? Ya no lo soporto más!

@Aristides Diaz – Sanacion Psico-Espiritual (+52 9981861641)

No puedo abrir los ojos… algo me lo impide… déjame ver qué es, lo voy a representar.

Es un mujer, no tiene mala intención, sólo quiere protegerte de un secreto. Es parte de tu linaje materno y te impide ver las verdades dolorosas, de manera que te quedas en situaciones que te hacen daño porque no te permites reconocerlas.

Dile: ahora te veo. Te agradezco todo lo que intentas hacer por mí, pero ahora soy grande, es tiempo de tomar responsabilidades. Tú ya estás muerta, no tienes lugar aquí conmigo. Te doy tu lugar en esta familia.

Siento como si despertara de una pesadilla. Me muevo… me lleva hacia el lugar de tu abuela materna.
NOOOOO! Duele mucho! Me agarro el vientre, siento mis genitales desgarrados. Y siento vida dentro de mí. Tu abuela fue violada, tu mamá es el fruto de esta violación, y deja una huella de maldición y dolor en los vientres de tu familia, embarazos no deseados, dificultad para tener hijos…

Represento al abuelo. Está confundido, no sabe nada de todo esto. No es él quien la violó. Le muestro la situación y siente una enorme compasión. Quizá en vida le hubiera costado aceptarlo, pero ahora en espíritu todo lo que siente es la necesidad de apoyarla. La ama profundamente, aunque siente que ella no se permitió realmente recibir amor después de lo qué pasó. Me transmite que eso también te pasa a ti. Te cuesta recibir el amor, y viene de este dolor que cierra el corazón.

Represento a quien la violó, el verdadero papá de tu mamá:
Me siento como un animal lujurioso que disfruta con la crueldad, el poder de someter. No me siento persona. Déjame separar al hombre de la energía.

El hombre se siente sometido, atrapado, confundido, en una pesadilla. Represento la energía:

Caigo a 4 patas, como un depredador acechando a su presa, y te veo a ti. Por tanto, tú siempre sientes miedo de los hombres, te sientes sometida y herida, como si se alimentaran de ti y te dejaran sin energía. Te sientes abusada. Esta energía nace en el linaje como consecuencia del alma fragmentada de un niño que sintió que su madre se vengaba en él del dolor que su padre y su marido le causaron, esa parte del niño se convirtió en un demonio, una entidad atrapada en ese dolor y proyectándolo en venganza.

Dile: Ahora te veo. Ya no tienes lugar en esta familia. Ya no puedes tomar nada más de mí. (La entidad se retuerce). Pero también veo tu dolor, y lo lamento mucho. (La entidad llora, solloza a gritos, recordando el dolor…). Hoy tomo el lugar de la Gran Madre, para que puedas tomar a través de mí todo el amor que faltó, y libero todas estas las memorias de dolor.

La entidad deja de llorar, levanta la mirada con esperanza y agradecimiento, se ilumina instantáneamente. Ríe. Es como despertar de una pesadilla.

Dile: Ya es tiempo de vivir algo diferente, de abrir los ojos a la luz y el amor que te rodea, y seguir tu camino en la Presencia de Dios. Con todas mis bendiciones, te libero (de estas memorias, de esta identidad), me libero (de esta energía que nos unía) y te dejo ir (en la presencia de Dios).

La entidad siente un agradecimiento y amor infinitos. No hay palabras para describir cómo se siente que un ser atrapado en la oscuridad, alcance la luz. Y que este fragmento del alma atrapado en esta energía, pueda unirse de nuevo y abrir la posibilidad de vivir libre de estas sensaciones, dondequiera que ahora se encuentre. La entidad quiere ayudar, proteger y nutrir desde la presencia de Dios un tipo de relaciones diferentes.

Represento de nuevo al abuelo (violador): está desorientado, pero ya no hay sometimiento ni dolor. No recuerda nada. Le muestro la situación, para que pueda recordar lo que hizo… y cae al suelo de rodillas llorando, sintiendo el dolor que causó, arrepentido con todo su ser, hasta que el llanto cesa. Pide perdón. No fue él, fue esa entidad a través de él, pero aún así era su responsabilidad. Agradece la liberación. Le muestro a su nieta, la hija de su hija, que está aquí para sanar. Se emociona, otro tipo de lágrimas. La ama instantaneamente.
También mira hacia la abuela… tanta vergüenza… “no fui yo” repite… Internamente pregunto por qué. La mirada se dirige detrás de la abuela: vidas pasadas. En otra vida la abuela fue una mamá maltratadora para este hombre, y la entidad atrapada en su linaje (genético) resonó con estas memorias de vida pasada.

“Ya fue suficiente dolor. Ningún castigo podrá compensarnos. Que sean actos de amor y de bondad los que restablezcan La Paz entre nosotros. Si es posible para mí, haré algo bueno por ti o por tu familia, en esta o en otra vida”.

Represento la abuela: el vientre ya no duele. Puedo ver a este hombre con serenidad y compasión. No es el mismo que la violó, se ha transformado. Reconoce su propia responsabilidad, aunque viniera de otra vida. “Las mujeres en esta familia siempre han intentado anular a sus varones por miedo a la fuerza destructiva del hombre, los castran emocionalmente. Ya es suficiente, hoy me permito sentir y reconocer la grandeza de los hombres”.

“Ya no te debo nada, y tú a mí tampoco. Pongo todas mis bendiciones para que tus relaciones sean diferentes, llenas de amor verdadero, y te doy tu lugar en esta familia como padre de mi hija, abuelo de mi nieta aquí presente”. Se siente una enorme alegría… grandeza, liberación.

Dile: “Abuela, me hubiera gustado conocerte. Inconscientemente, tomé tu lugar por amor a mamá, que siempre sintió que le faltaste. Ahora puedo darte tu lugar, libres de todas estas cargas, para poder tomar mi lugar en mi cuerpo y vivir mi propia vida, no la tuya”.

La abuela se siente muy feliz con eso. Pero necesita mirar hacia el marido (abuelo no biológico). Siento enamoramiento, amor puro, agradecimiento. Siento cómo es una relación plena libre de todo lo qué pasó. Lo que hubiera podido ser, lo puedo sentir ahora. “Nieta, hoy te transmito todo el amor, apoyo, seguridad, confianza, protección, firmeza, integridad, grandeza, generosidad, gozo… todo lo bueno que tiene el amor, te lo puedo dar ahora”. Es un permiso y una energía para que la nieta pueda tener relaciones en resonancia con este nueva forma de relacionarse que había quedado truncada.

También mira hacia la mamá, y la represento con una almohada en el vientre: “retiro todas estas memorias de dolor y de maldición en el vientre de la mujer, y te tomo como una gran bendición que llena de amor esta familia.”

Represento a la mamá (por alusiones): cae de rodillas para sentir su cabeza en el vientre de la abuela. Llora soltando todo el dolor que tomó en el vientre de ella. Enseguida el llanto cesa aliviada, y empieza a sentir calidez, seguridad, amor. Crece. Se convierte en madre. Mira a su hija. Ahora hay un sentimiento de pertenencia, de poder expresar un amor que había quedado bloqueado.

Con razón, si la mamá veía en ella no a una hija, sino la energía de su madre, la abuela, que la rechazaba secretamente como fruto del mayor dolor. Ahora cada una tiene su lugar, y puede ver a su hija con un amor que la hija nunca antes había podido sentir. Por primera vez, esta mujer siente ganas de abrazar a su madre, que estoy representando. Y en ese abrazo también se libera la energía de rechazo, de ausencia, de falta de amor, de culpa, que había estado interfiriendo entre ellas. Por fin se siente completa.

Mamá también necesita reconocer a ambos abuelos (sus padres), darle a cada uno su lugar. Con una mirada es suficiente. Ahora llega del biológico la posibilidad de que el hombre tome responsabilidad por sus actos y libere la proyección de venganza y sometimiento. Del adoptivo, con el que creció, poder agradecerle y darle un lugar que, sin saber por qué, nunca había podido reconocerle. Su lugar como segundo papá, y darse cuenta de todo lo que recibió de él sin ser su responsabilidad real. Con agradecimiento. Sin juicios. El abuelo (adoptivo) también puede transmitir un amor que había quedado enrarecido, reactivo, confrontativo, debido al engaño y el dolor que hubo detrás. De alguna manera, él perdió la integridad de su familia cuando ella fue concebida, pero hoy se integra de nuevo.

Mamá también puede mirar de forma diferente a papá, libre de todos esos patrones. Reconoce la castración que también provocó a base de culparlo emocionalmente de todo. En su lugar, lo veo con admiración. Ritualmente, le regresamos sus genitales con mucha felicidad… y surge una sensación de cachondeo, de coqueteo, de sensualidad, de ganas de hacer el amor. Ahora la hija puede sentir cómo es que sus papás se vean de esta manera, y permitírselo en sus relaciones, lo que nunca había podido desde estas memoria de violación (femenina) y castración (masculina), de miedo y de no haber podido nutrirse de la energía materna que había quedado bloqueada.

Siento qué hay algo más… la represento a ella y siento algo en el vientre… y duele. Al preguntarle me confirma que tuvo un aborto, de una relación donde se sintió forzada aunque no fuera violento, pero le marcó mucho. Había guardado el secreto hasta este momento. Represento al bebé…. es niño. Había quedado espiritualmente atrapado en el vientre, y con la entidad depredadora, que ahora estaba liberada y ayudando a liberar otros seres que este bebé traía también pegados en su alma desde otras vidas.

Dile: lo lamento mucho, me hubiera gustado que fuera diferente. Aún así hoy te reconozco como mi hijo y te doy en espíritu todo el amor que no pude darte en vida, y te dejo ir hasta que nos encontremos de nuevo para vivir algo diferente”.

Dile al padre del bebé: lo lamento, ahora te doy tu lugar como su padre, y te agradezco haberme mostrado lo que yo estaba cargando. Hoy esas memorias quedan liberadas, y con todas mis bendiciones, te dejo ir.

Entonces es cuando al mirarla a los ojos, por fin la veo a ella. Se siente presente en su mirada, feliz, liberada. Como una explosión de energía en su interior. Antes sus ojos estaban vacíos, perdidos, no podía encontrar su alma en ellos. Ahora están brillantes, luminosos. Ella también lo puede sentir, y lo reconoce en el espejo del consultorio. Su postura también se ha transformado. Todas las pequeñas tensiones internas que el cuerpo hace para proteger las heridas en el vientre, por la violación y el aborto; la debilidad en las piernas y rodillas, por falta emocional de madre y fuerza del padre; el cuello y garganta cerrados por el sometimiento, la inflamación intestinal por la entidad devorando su energía como parásito, los ojos bien abiertos, antes cerrados por el secreto que la abuela quería proteger… es otra mujer…. mejor dicho, ha dejado de ser otra mujer, ahora es ella.

Aunque todos estos movimientos se asemejan a las Constelaciones Familiares (Hellinger), que yo estudié, esta técnica la creé con el nombre de Representación Espiritual, ya que el enfoque no es armonizar las relaciones familiares de la persona, no representas a su mamá, por ejemplo, sino la carga que toma de ella. Permitir la representación de entidades, usar las sensaciones de todo tipo para encontrar los elementos que faltan, representar vidas pasadas cuando es necesario, representar desde diversas situaciones y con diferentes preguntas en mente a lo largo de la misma sesión, y centrarse en lo que llamamos Interferencias, es decir, memorias “vivas”, fragmentos de alma o espíritus de diferente tipo que son los que interrumpen el flujo del amor, el poder y el entendimiento. Asímismo, no luchar contra las interferencias, sino representarlas, explorar qué las ha convertido en interferencias y resolverlo. Es una misión divina más que terapéutica. Es llevar perdón y aceptación a las partes de cada uno que resuenan con las emociones y pulsiones de estos seres. Se trata también de generar conciencia a través de darse cuenta del reflejo psicológico en dinámicas de relación que tienen las interferencias, para poder reprogramarlas con precisión desde un profundo amor y compasión.

Para la mayor parte de las personas, no se trata solamente de una terapia, o una sanación, sino un exorcismo de los demonios externos y sobre todo de los internos que están en resonancia, pudiendo reconocerlos con compasión, mirarlos sin juicio, dar lo que faltó, no al adulto, sino al niño, al desencarnado, al ancestro, a la entidad.

Sobre los desencarnados, podríamos escribir libros, solo apuntar que a diferencia de las constelaciones, no nos separamos de ellos “tú estás muerto, yo sigo en la vida”, sino que dejamos de verlos en la muerte para encontrarlos viviendo en la presencia de Dios, de manera que podemos vincularnos con ellos de manera sana, una vez que de verdad nuestro inconsciente puede percibirlos en la luz y no desde las memorias que hemos cargado de ellos sin saberlo.

@Aristides Diaz – Sanacion Psico-Espiritual (+52 9981861641)