Tomado de mi manual de @Representacion Espiritual


Este abrazo no es para consolar o apapachar. Es un abrazo CEREMONIAL, que permite un intercambio de información y energía a nivel muy profundo entre la consultante y el lugar que representamos para ella.
Lo da el terapeuta siempre desde el lugar que representa. No hay movimiento, palmaditas ni caricias, SOLO RESPIRACIÓN CONSCIENTE.

Instrucciones al acercarse: “¿te sientes cómodo o incómodo?” Si hay incomodidad hay que dar frases liberando juicios o enojos.

Instrucciones para dar en el abrazo: “al exhalar pon la intención de que tu cuerpo libere todas las cargas, memorias y energía que tomaste de este lugar. Todas esas sensaciones de sentirte… (se puede hacer referencia a rechazos, responsabilidades etc. que hubiera sufrido el ancestro)… Como si le regresaras su alma… Cuando sientas una paz y descanso especial en tu cuerpo…”
“… Solo entonces Inhala tomando la fuerza que llega de este lugar, haciéndote presente, grande y fuerte dentro de tu cuerpo. Sólo cuando sientas en tu cuerpo que ya es suficiente te separas. Permite tomar todo lo que pudo faltar de este lugar”.
Al separarse suele sentirse una energía de gran liberación y alegría. Desde ahí, damos las frases de despedida: “Hoy te encuentro en la Presencia de Dios, y recibo todas las cosas buenas que me llegan de ti”.


En ocasiones hay un primer abrazo desde la “niña pequeña” congelada y para que pueda tomar lo que le faltó. Este es mejor darlo con la consultante arrodillada por tamaño para colocar la cabeza en nuestro vientre, típicamente cuando un evento traumático en la infancia o cuando la niña no tuvo a la mamá (o quien fuera) disponible. Después puede hacerse un nuevo abrazo más corto desde el adulto: “ahora ya soy grande, lo demás lo puedo lograr yo sola, gracias a ti y a esta familia”.


El abrazo le da permiso al inconsciente de rehacer la información como si aquello que generó dolor no hubiera existido, y por tanto las memorias propias de la vida presente toman la dimensión real y no dramatizada.