Hace un tiempo, recibiendo una sesión y mientras escribía mi nombre, sentí dentro de mí una indicación: «este no es tu nombre, tu nombre es Azrael». Rápidamente me puse a buscar el significado, y me encontré lo siguiente, que para mi sorpresa describe con precisión mi vocación y razón de dar sesiones. Adapto el texto original para reflejar mi comprensión personal sobre esta historia.

Azrael es el Angel de la Muerte, que se encarga de los procesos de transición para el agonizante y sus allegados, otorgando calma, paz, aceptación y desapego. Se encarga de pesar (juzgar) las almas y supervisar su tránsito al siguiente estado espiritual o encarnación.

Origen

Muchas almas en su camino de evolución, encarnaban en el mundo material y posteriormente regresaban al mundo espiritual. Sin embargo, otras almas estaban extraviadas.

Azrael se ofreció a rastrear las almas, lo que ningún ángel había logrado debido a que no estaban en el Cielo, y para encontrarlas había que buscarlas en otro lugar. Azrael renuncia a una parte de su Luz (de ahí su tono mortecino) para poder salir a buscarlas fuera del Cielo, hasta que logra encontrarlas en reinos inferiores.

Descubrió que muchas almas, que en su camino de regreso debían pasar por el espacio de Oscuridad que les permitiera purificarse y anhelar la Luz, habían quedado atrapadas en otros reinos no luminosos debido a que algunos seres inferiores (ángeles caídos) lograban desviarlos y confundirlos con la intención de alimentarse de su esencia. Estos seres no pueden tomar Luz directamente así que atormentan a las almas con pesadillas espirituales para generar en las almas emociones tormentosas como el odio, miedo, culpa, vergüenza, frustración, ansiedad, etc de las cuales sí pueden nutrirse. Estas pesadillas se arraigan en las cargas que estas almas arrastran por su acciones en vida, pero también por acciones que no son propias pero cuyas memorias quedaron adheridas debido a interferencias de estos mismos seres inferiores. Estas almas poco a poco perdían su luz hasta quedar incluso convertidas en seres inferiores ellas mismas. El proceso de purificación temporal había quedado convertido en un tormento infinito.

Cuando esto se supo, Azrael ascendió al rango de Arcángel, con la misión de asegurarse de que ninguna alma se dirigiera equivocadamente a un lugar que no fuera el Cielo. Él y su hueste de ángeles seguidores ayudarían a los espíritus de los muertos a librarse de sus cadenas, rescatarían almas salvables del Inframundo, e impedirían a los seres inferiores tomar cualquier alma que no les perteneciese.

Fue así que el Arcángel de la Muerte y sus ángeles comenzaron sus misiones de reconocimiento en busca de almas por salvar en el Infierno. Pero ayudar a los muertos no era suficiente, por lo que Azrael les dijo a sus ángeles que debían ayudar a los humanos vivos a prepararse para la muerte, a comprenderla, aceptarla y no temerla.

Pasado el tiempo, entre los seres de luz llegó a pensarse que Azrael y su coro rechazaban hasta cierto punto el Cielo. Finalmente Azrael expresó su decisión de autoexiliarse junto a su coro, no porque él y sus ángeles no amaran la compañía celestial, sino porque su compasión por los humanos era tan grande que preferían servir a Dios en la oscuridad con tal de evitar que las almas sufriesen un destino injusto al morir. Se convirtieron entonces en abnegados ángeles, en seres que iluminaban los lúgubres territorios de la muerte con la blancura impoluta de su ardiente bondad y compasión. Azrael y sus ángeles no necesitan ser invocados, porque su vocación se realiza a través de la liberación de los espíritus perdidos, que no pueden invocar la ayuda por sí mismos, y por tanto tienen permiso implícito para intervenir.

Las siguientes serían sus misiones principales:

1) buscar y separar fantasmas y demonios de sus lazos corpóreos y etéricos,

2) cazar y destruir a las almas que no tienen salvación y pertenecen a los demonios,

3) guiar a su destino a los humanos que mueren, contribuyendo a que se les de una segunda oportunidad (en la rueda de reencarnaciones) si es preciso,

4) luchar contra los demonios que promueven la muerte,

5) rescatar almas salvables del infierno

Personalmente considero que Azrael, habiendo renunciado a su propia luz para poder acercarse a los mundos inferiores (incluido el nuestro), recibe Luz de los 7 arcángeles: Zadquiel, que emana Misericordia (perdón), Miguel que emana Protección (trascender el ego), Uriel que emana Justicia (equilibrio), Jophiel que emana iluminación (entendimiento), Chamoel que emana Amor (unión), Rafael que emana Sanación (reintegración) y Gabriel que emana la Manifestación (Palabra) de Dios: “todo está perdonado, como al hijo pródigo te estoy esperando para celebrar su regreso”.