Cuando era joven estaba muy conectados a la espiritualidad desde mi estado de conciencia de entonces. En la iglesia no entendía por qué veneraban a la Virgen, si no era Diosa, si no era Divina, en mi concepto teológico. Quería que la sacaran de la iglesia… y si uno es su propio templo, quería que me sacaran a la mujer.

Poniendo aparte que yo entonces estaba cargando con una muertita, lo cierto es que simbólicamente implica un fuerte rechazo a lo femenino y a mi parte femenina (que me conflictuaba).

Aunque la mujer se queja de ser maltratada, el hombre trae una fuerte huella de maltrato emocional. Más allá de las experiencias de pareja, el niño al tratar de nutrirse de la fuerza de mamá, no encuentra La Paz y seguridad que necesita porque se intoxica con las emociones descontroladas de mamá. Y se enoja con ella inconscientemente.

Al relacionarse en pareja seguimos siendo niños que necesitan el refugio y contención de mamá, pero enojados cuando sus emociones «nos contaminan». No podemos ni queremos sostener y cargar sus emociones. Nos sentimos VICTIMAS de sus emociones y por eso navegamos entre la necesidad, el desprecio y la venganza (en una parte de nosotros que es aquel niño herido en nuestro corazón).

La propuesta es nutrir a aquel niño desde nuestro adulto espiritual con emociones elevadas, honrando a mamá como mujer y no solo como madre. Como humana y no solo idealizada.

De esta manera podemos disolver esa necesidad y ese resentimiento para poder relacionarnos en equilibrio. Para nutrimos mutuamente de diferentes maneras en lugar de reclamarnos desde nuestra necesidad o nuestras heridas.

Ni vivir para complacerla desde la esclavitud emocional (o sexual), ni tampoco esclavizarla desde la idea de que debe estar al servicio de nuestra misión o grandeza.

Honrar la propia misión tomando nuestra propia vida, sin pretender que rescate a aquel niño, y honrar su grandeza y su misión propia. Solo desde ahí podemos crecer juntos, apoyando el propósito de vida de ella desde el propio propósito personal.

Aristides Diaz – Sanación Psico-Espiritual