Estimulación energética y observación consciente de las sensaciones, que permite al consultante acceder a un tipo de “sueño lúcido” para vivir una experiencia que puede incluir la reconexión del Niño Interior (Dicha, Sentido de Vivir), la esencia del Padre Universal (Paz, Fusión con el Todo) y de la Madre Universal (Alegría, Integración con la Tierra) a través de procesos espontáneos.

El VIAJE DE CONCIENCIA comienza con una estimulación energética (a través de las manos) y la observación de las sensaciones para localizar bloqueos. Estos son trabajados física y sutilmente hasta que la energía puede sentirse fluir en todo el cuerpo. Con frecuencia se produce un Viaje de Conciencia Iniciático (similar a un sueño lúcido) que muestra al sujeto conflictos a resolver de diferentes dimensiones de la persona, así como respuestas a inquietudes profundas, pero sobre todo la Fusión el Todo y la reconexión del Niño Interior (Hijo) al equilibrar la esencia del Padre y la Madre. Esta técnica proviene de las Iniciaciones Egipcias transmitidas a través de los Esenios y los Cátaros (perfectos cristianos).

El Viaje de Conciencia nace de las Sintonizaciones Crísticas conducidas por Jose Antonio Campaña, que tiene origen en las iniciaciones egipcias, gnósticas y de los cátaros, a través de la imposición de manos. El objetivo fundamental es lograr la fusión consciente con la Divinidad.

Todo comienza con una estimulación energética a través de las manos con la intención de despertar la Esencia de la persona. La simple observación consciente de las sensaciones que van llegando genera un proceso de limpieza y desbloqueo interior, así como una re-conexión consciente con nuestro Padre y Madre Universales y Niño Interior. No hay inducción de hipnosis ni pérdida de control en ningún momento, así como tampoco sugerencias que puedan alterar el mensaje que espontáneamente llega desde nuestro interior. Cuando se manifiestan bloqueos en el plano físico o energético ciertos gestos y movimientos pueden facilitar el desbloqueo.

Desde mi experiencia, nos conectamos con la energía del Padre mediante los chakras superiores, representando la consciencia universal. Habitualmente toma la forma de luces de color blanco, azul o morado, espirales de luz, sensación de vacío, de no tener cuerpo e imágenes de estar flotando en el universo o ser el mismo centro del universo y el universo completo, el Todo.
Nos conectamos con la energía de la Madre mediante los chakras inferiores, representando la manifestación de la consciencia. Toma la forma de la naturaleza, de colores cálidos, sensaciones de calidez y de densidad, de agua, a veces de oscuridad.

La Resurreccion del Hijo, el Corazón, se manifiesta en juego, baile, correr, disfrutar y gozar. A veces se presenta como el Niño interior, frecuentemente enojado o triste. Es en este momento cuando aparecen las lágrimas más profundas y la expresión del dolor reprimido. Es momento para pedir perdón al corazón por haberlo encerrado, o por haberle hecho daño con nuestros pensamientos orientados al dolor, por no haberle dejado Ser, y devolverle su lugar.

En los 3 aspectos, la Luz y el Amor que conscientemente generamos son la llave para limpiar cualquier residuo que hayamos producido o heredado, tanto de vidas anteriores como genéticamente de nuestros ancestros. También puede ser que nos conectemos con arquetipos (imágenes simbólicas) oscuros. La Luz los puede disolver o mejor aún transmutar para descubrir tras las máscaras de las sombras a niños y niñas tan necesitadas de amor y tan asustadas como nosotros mismos.

Compartir y proponerse superar el miedo para expandir Amor como única receta es lo que nos llevará al encuentro con nuestra propia Divinidad, con la Esencia, con el tejido de la consciencia a través del cual se manifiesta el universo. Nuestra Esencia, a través de diferentes mensajeros, nos hará llegar la experiencia que necesitemos, ya sea de sanación propia (todos somos Uno, todos sanamos en cada uno), de orientación en nuestro propósito, o mensajes universales o para el grupo.

Los mensajes pueden ser estereotipados, pero quien lo ha vivido recordará no las palabras, sino la experiencia de lo que estaba sintiendo mientras le daban estas palabras. No son los pensamientos o palabras sino las sensaciones físicas y mentales las que realmente transforman y sanan y las que nos conectan con nuestra esencia crística.

El origen de todo este trabajo se basa en las experiencias de Jose Antonio Campaña en las que personas se fueron “conectando” con escenas de la vida de Jesús desde diferentes personajes relevantes en la misma, descubriendo que se produce una “inseminación genética de luz” en el momento de la muerte en la cruz que, 2000 años más tarde (inicio del tercer día de Yavhé), da luz al Nuevo Adán como un ser capaz de conectarse y sentir la Divinidad de su esencia, eliminando el pecado original: el juicio del bien y el mal que nos induce la ilusión de la separación de Dios.

Desde ese punto de vista, todo forma parte de un plan del Padre, que en el plano físico se manifiesta genéticamente. Así, todos tenemos en nuestro interior información de nuestros ancestros con la que nos conectamos en base a lo que en cada momento necesitamos conocer. Sus memorias profundas viven en nuestro interior, incluyendo a los personajes protagonistas de la historia del mundo o quienes estuvieron cerca o afectados por ellos, cuya huella ha quedado más profundamente grabada. Mediante nuestra propia sanación, sanan las memorias ancestrales, liberando así todo nuestro linaje.